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martes, 11 de enero de 2011

DISEÑO CONTRA LA POBREZA

Qué es un hogar de transición

Las viviendas de acogida tradicionales para pobres (personas en riesgo o situación de exclusión social) son inadecuadas para abordar con eficacia los procesos de integración tal como se plantean en la actualidad. La pobreza y su inmediata consecuencia, la exclusión social, es hoy un fenómeno que afecta a personas y grupos humanos variados que temporalmente sufren situaciones de desarraigo, abandono y marginación. Estas situaciones sociales transitorias demandan soluciones habitacionales innovadoras, que posibiliten hábitats en los que, preservando los derechos a la intimidad y a la autonomía de sus ocupantes, al mismo tiempo faciliten los procesos de reintegración social que habrán de conducirles a una vida normalizada.

El hogar de transición ha de atender a diferentes perfiles de usuarios y a sus diversas situaciones personales y también satisfacer los requerimientos de la vida en común en los espacios compartidos.

Funciones que cumple un hogar de transición

Alojar en residencias temporales a personas en situación vulnerable, para hacer posible el proceso de tránsito entre una situación de exclusión y la integración en la sociedad. Crear ámbitos que hagan posible los procesos de dignificación y socialización de los alojados. Convertir en hogares, a través de soluciones creativas, las habituales residencias masificadas, buscando unidades que alojen un número máximo de 10 personas. Atender, educar y formar a las personas socialmente excluidas, mediante la adquisición de hábitos de autonomía que les permitan reintegrarse en la sociedad, acceder a sus derechos y facilitar sus relaciones y para que puedan convivir con otros individuos en hogares compartidos tras el período de realojo, facilitando tareas tales como: realizar compras para la vida cotidiana, cocinar, garantizar la limpieza del hogar y su equipamiento, mantener el orden y la higiene, almacenar sus pertenencias o las pertenencias comunes, etc.

Perfil de los usuarios de los hogares de transición

En términos generales, los usuarios de los hogares de transición pueden experimentar las siguientes situaciones:

Personales: bajas cualificaciones, fracaso escolar, adicciones, prisión, enfermedades.
Familiares: violencia, abusos, desarraigo.
Socioeconómicas: sin recursos, situación laboral precaria, prostitución, racismo, ausencia de apoyo.
De protección social: situación ilegal de extranjería, sin vivienda o precaria, rentas mínimas subsidiadas.
Suelen habitar los hogares transitorios entre 6 meses y 2 años.
El perfil de las personas excluidas o en riego de exclusión social suele ser el siguiente:

Extranjeros; ambos sexos; personas solas, sin entramado familiar ni social de apoyo.
Edades en general comprendidas entre los 35 y los 65 años.
Personas afectadas por problemas de muy diversa índole: desempleo de larga duración; trabajo precario; no escolarización o abandono; inmigrantes o minorías étnicas; maltrato; dependencia; alcoholismo; drogodependencias; enfermedades físicas y/o mentales

marginalidad y exclusion social

NOTICIAS

Contrata personas en riesgo de exclusión social a través de Incorpora
31/07/2009


Fomentar la contratación de personas en riesgo de exclusión social es el objetivo del programa Incorpora de la Obra Social "La Caixa" que en Navarra es coordinado por La Fundación Gaztelan.Asociadas
Está dirigido prioritariamente mayores de 45 años con escasa o sin experiencia laboral, personas con discapacidad, mujeres afectadas por situaciones de violencia machista y jóvenes con dificultades para acceder al primer puesto de trabajo.


Esta iniciativa se lleva a cabo conjuntamente con entidades especializadas en la inserción laboral en las diferentes comunidades. En Navarra 4 entidades sociales gestionan el proyecto: Asociación Síndrome de Down, COCEMFE, Cruz Roja y Fundación Gaztelan, ésta última como coordinadora del grupo.


Red de insertores


Para asegurar el éxito tanto de la persona contratada como de la empresa, el proyecto impulsa la formación de una red de insertores/as laborales que adquieren especial relevancia dentro del proceso de búsqueda de trabajo.


El/la insertor/a laboral, una figura clave, se encarga de establecer el contacto y hacer de puente entre las personas que buscan trabajo y las empresas que están dispuestas a incorporar personas en riesgo o situación de exclusión social.


Su objetivo es el de conocer las necesidades de las empresas de la zona para poder ofrecer las alternativas adecuadas y entre sus cometidos destacan el seguimiento del proceso de formación de la persona beneficiaria; acompañamiento laboral de las insertadas; solución de los posibles conflictos que puedan surgir en el marco de la relación laboral y fomento de la adhesión de nuevas empresas al programa.


Características


Las características del servicio son: atención personalizada y experta, confidencialidad, coste cero, una gestión de la demanda ágil y eficaz, anonimato para empresas y personas usuarias, amplio conocimiento del mercado de trabajo local, comunicación fluida entre la empresa y la entidad confianza y fiabilidad, empatía y responsabilidad.


En Navarra ya son más de 167 las personas insertadas y 81 empresas están vinculadas al programa mediante la colaboración en la integración laboral de personas en riesgo de exclusión.


La persona que quiere acogerse al programa acude a la sede de la entidad colaboradora. Allí se le somete a una evaluación para conocer sus competencias. A continuación se le prepara un programa de formación y se asigna a al/la profesional que supervisa su proceso.


Otra de las características novedosas de este programa de la Obra Social "la Caixa" es la colaboración de la red financiera de la entidad. Los/las profesionales que trabajan en ellas conocen el tejido empresarial más próximo y hacen el papel de mediadores/as entre los/las empresarios/as con voluntad de incorporar personas en situación de riesgo de exclusión social y las entidades de inserción.

Se puede obtener más información: Proyecto Incorpora

O contactar en el correo electrónico: incorporanavarra@gaztelan.org

jueves, 23 de diciembre de 2010

www.caritas.es/Componentes/ficheros/file_view.php?MTc3OTc%3D

RECOMENDAMOS

'Mujeres del mundo. Inmigración femenina en España hoy', José-Miguel Vila y Carmen Vila

19.12.05 | 15:11. Archivado en Novedades
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Mujeres del mundo. Inmigración femenina en España hoy” (Imagineediciones) acerca al lector a la realidad de la mujer inmigrante en nuestro país, mediante 75 entrevistas realizadas por los periodistas José-Miguel Vila y Carmen Vila. Las protagonistas son sólo mujeres porque este colectivo supone el 47 por ciento de la población inmigrante en nuestro país, y porque es un colectivo con grandes dificultades de normalización.
La aventura que propone al lector es la visión de la inmigración a través de los ojos de 75 mujeres procedentes de diversos países del mundo. El libro descubre sus formas de enfrentarse a una nueva vida y las circunstancias personales, familiares, sociales, políticas y económicas que las han hecho abandonar sus orígenes para venir a España.
Los autores pretenden despertar el interés por el otro, para que los lectores descubran una nueva realidad humana y de convivencia que supone el fenómeno de la inmigración en nuestro país, vista desde un ángulo especial, el femenino. Uno de los objetivos del libro es dar a conocer las características, la idiosincrasia y los valores de otros pueblos a través de las opiniones de estas mujeres que cuentan qué piensan, por qué vinieron a España y cómo ven a los españoles.
Después de dos años de trabajo, José-Miguel Vila y Carmen Vila han elaborado una herramienta que permite descubrir un buen número de realidades humanas personales, rodeadas de esperanza e ilusión, en unas condiciones poco favorables. Las mujeres protagonistas de este libro, procedentes de los cinco continentes, son ejemplos reales de lucha, esfuerzo, tesón. Son claro ejemplo de cómo el ser humano no repara en nada para lograr su derecho a una vida mejor.
Maestras, amas de casa, periodistas, comerciantes, exiliadas políticas, cantantes, cocineras, prostitutas… Todas cuentan cómo llegaron a nuestro país y cómo es la vida en España. Estas 75 mujeres desvelan cómo son los españoles, elaborando una radiografía en la que se puede observar los rasgos más característicos de quienes nacieron en España y ven la llegada de personas de otras razas, religiones y culturas.
Para Imán, Nicole, Amani, Zhara… los españoles son sociables, extrovertidos, simpáticos. Pero también son racistas, según señala la mayoría de las entrevistadas que explican esta afirmación con argumentos variados, como sentirse discriminadas por su apariencia, el color de su piel, o su vestimenta.
Mujeres del mundo” ofrece una doble visión de la inmigración en España. Hace posible que los españoles conozcan cómo son las personas que llegan a nuestras ciudades y, a la vez, permite saber cómo la mirada femenina escudriña hasta los puntos más ocultos de la sociedad española actual.
Los autores de “Mujeres del mundo” quieren “situarnos de cara a la inmigración y de cara a nosotros mismos”, como señala Pedro Piqueras, director de Radio Nacional de España, en el prólogo del libro.
José-Miguel Vila y Carmen Vila muestran la realidad de la España actual y la de los países de origen de las mujeres cuyos ojos han fotografiado una sociedad que vive importantes cambios. “Mujeres del mundo” muestra la realidad de la inmigración, la que diariamente viven y, en ocasiones, sufren.

Los autores

José-Miguel Vila (Cuenca, 1955), es director técnico de Comunicación de la ONCE y director adjunto de la Revista Perfiles. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, es máster en Dirección y Gestión de entidades no lucrativas por la Escuela Libre de Derecho y Economía de Madrid. Desde 1973 ha trabajado en agencias de prensa como SIS, EFE; en el diario Noticiero Universal; en el Gabinete de Prensa del Ministerio de Cultura; en las revistas Cultura y La Voz Social; y en Radio Cadena Española, Radio Nacional de España y Onda Cero. Cuenta entre otros, con el Premio Inserta de Comunicación de la Fundación ONCE (Madrid, 1998), y el Premio Internacional de Periodismo de Colombia ‘Sociedad para Todos’, por su libro Con Otra Mirada (2003).
Carmen Vila, (Madrid, 1980), es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Es coordinadora y redactora de varias publicaciones en la agencia de noticias Servimedia, entre las que se encuentran Servicios Sociales, la revista FIAPAS, y el boletín Entorno Aspace. Ha colaborado en las revistas Perfiles, Programa Acción, Plataforma y en los periódicos Cermi.es y Solidaridad Digital. En la actualidad realiza el doctorado en Periodismo y colabora como voluntaria impartiendo clases de español a extranjeros en el Centro de Ucranianos Buen Suceso perteneciente a la Asociación de Solidaridad con Trabajadores Inmigrantes.

¿QUE ES LA EXCLUSIÓN SOCIAL?

Exclusión Social

Definición: La exclusión social es el proceso acumulativo sobre una persona de factores negativos, con barreras y límites que la dejan fuera de la participación en la vida social mayoritariamente aceptada. Estos límites y barreras son de origen muy diverso y van más allá de la carencia de ingresos, pues incluso estando la persona en una situación de extrema pobreza, puede no padecer exclusión social, si bien es probable que esté en riesgo de exclusión.
Conviene diferenciar entre exclusión o marginación social, e inadaptación, la clave radica en el conocimiento que de su propia situación tenga la persona. Así, la persona inadaptada es aquella que toma conciencia de su situación e intenta rebelarse y, la marginada o excluida, es la que se sitúa fuera, en los límites de lo establecido estándar y socialmente como normal. La exclusión, va unida a una elevada dificultad para superar la situación de marginación, cayendo con frecuencia en un ciclo o inercia negativa que sin la ayuda de medidas y apoyos externos resulta difícil de superar.
Aspectos claves: La urbanización de la sociedad, la complejización de ésta, la proliferación de barrios marginales mal comunicados, el movimiento migratorio ascendente, el desempleo, la falta de cobertura de los recursos sociales, el abuso de las drogas, el encarecimiento del coste de la vida y de la vivienda o determinados ambientes de mentalidad muy tradicional son algunos de los motivos que pueden desembocar en situaciones de exclusión social, en las que una parte de la sociedad civil se aparta progresivamente de la tutela pública desarrollándose al margen de ésta. Agrava la situación la lentitud en las respuestas sociales a algunos cambios, o el desbordamiento de los poderes públicos ante el surgimiento continuo de nuevas situaciones a las que hacer frente y a las que dar una respuesta rápida y eficaz.
Los orígenes y manifestaciones de la exclusión son multidimensionales, y con frecuencia están interconectados, abarcando diferentes campos: el social, el económico, el cultural y la participación política-pública. Esto hace que culminen en situaciones de desigualdad, especialmente para las mujeres, que ya en situaciones "normalizadas" sufren desigualdad. Aunque existe una estrecha conexión entre estratificación económica y la exclusión, en principio, la exclusión social puede ocurrir entre grupos de mujeres que no presenten significativas diferencias en términos económicos pero que por otras razones (endógenas o exógenas) que escapan a su control, no pueden participar en las actividades "normales" como lo hace el resto de la ciudadanía, o en los ámbitos donde les gustaría hacerlo.
Una mujer inadaptada es conocedora de esta situación, que puede venir motivada por variables como: la carencia o insuficiencia de ingresos económicos; la orientación, identidad sexual o de género; la nacionalidad o la pertenencia a una minoría étnica; el consumo de drogas; sufrir alguna discapacidad, hallarse en una situación de desempleo prolongada, etc. Por el contrario una mujer puede estar marginada o excluida sin tener una conciencia clara de ello, y por tanto, adoptar una actitud pasiva ante tal situación, sin intentar modificarla.
En la exclusión social, se produce un círculo vicioso, a causa del efecto acumulativo de limitaciones, todas ellas importantes, que dan lugar a una concentración de problemas concatenados (privación múltiple) a la par que pueden reaparecen nuevas situaciones de marginación, en un ciclo de autoreproducción que limitará las oportunidades de desarrollo de las personas que sufren exclusión.
La asunción casi en exclusiva por parte de las mujeres, de las responsabilidades familiares debido a la interiorización que del rol de género, provoca que las unidades de convivencia encabezadas por mujeres con hijas e hijos menores se encuentren entre las más pobres de toda la sociedad. Esta situación viene agravada por varios factores, no carentes de un componente de género, como son los demográficos (falta de acceso a la información sobre el uso de anticonceptivos, falta de ingresos para acceder a estos, etc.); la ausencia de oportunidades reales que la sociedad le brinda a las mujeres (menores tasas de empleo, empleo a tiempo parcial, limitaciones de acceso al crédito, etc.) agrava la precaria situación económica de la unidad de convivencia.
Estas situaciones obligan o condicionan a las mujeres a optar por empleos que les ofrecen condiciones más compatibles con las responsabilidades familiares y las actividades domésticas, aunque no estén bien remunerados o formen parte de la economía sumergida.
Por todo ello entre las mujeres que sufren riesgo de exclusión o marginación social se encuentran principalmente: (pudiendose dar varias circunstancias a la vez)
  • Mujeres solas con cargas y responsabilidades familiares no compartidas (unidades monomarentales).
  • Mujeres mayores con dificultades de autonomía personal, que viven solas, con la pensión mínima, en vivienda en alquiler y que requieren apoyo para permanecer en su hogar.
  • Mujeres inmigrantes y solicitantes de asilo, en situación no regularizada, sin empleo, y con responsabilidades familiares en el país de origen o en el de acogida.
  • Mujeres que ejercen la prostitución, que desean abandonarla o son víctimas de tráfico sexual.
  • Presas y exreclusas que se quieren reinsertar o están en proceso de reinserción.
  • Mujeres transexuales, o en fase de reasignación sexual.
  • Portadoras de VIH/SIDA con un grave deterioro físico o psíquico.
  • Mujeres con discapacidad, totalmente dependientes o con limitaciones graves de autonomía personal, sin ingresos y con bajos índices de alfabetización.
  • Niñas y jóvenes menores carentes de apoyo familiar cuyas familias o unidades de convivencia, no pueden proporcionarles cuidados y atenciones adecuados a su situación y edad.
  • Mendigas y transeúntes sin techo.
  • Usuarias de drogas con una fuerte adicción o que se encuentran en programas de rehabilitación.
  • Mujeres que tienen un escaso o nulo acceso a las instituciones prestadoras de servicios sociales.
  • Mujeres víctimas de cualquier tipo de manifestación de violencia de género, especialmente sexual, física y psicológica, que conviven con el maltratador o están en una casa de acogida de mujeres.
  • Mujeres cuyo entorno familiar o social presenta problemas de convivencia, alcoholismo, abuso de drogas, desempleo estructural...
  • Mujeres pertenecientes a grupos o unidades familiares desestructuradas, o con problemas derivados de padecimientos de enfermedades físicas o psíquicas degenerativas no atendidas ni médica ni psicológicamente.
Propuestas desde un enfoque de género: La necesidad de construir un mundo en el que la ciudadanía, y muy especialmente las mujeres de todas las condiciones, puedan compartir los bienes existentes de forma equitativa sin que el factor género sea un fuerte condicionante que incida negativamente en las oportunidades que puedan disfrutar, explica y justifica la necesidad de trabajar contra la exclusión y marginación social que afecta sobre todo a las mujeres.
Dos son las líneas básicas de intervención con mujeres en riesgo de exclusión.
  • Mejora de la autoestima: cuándo se detecta baja autoestima y baja asertividad, que hacen que las relaciones con las personas de su entorno no sean positivas ni gratificantes. Se debe trabajar la autoestima de las mujeres como colectivo y también individualmente, para impulsar su bienestar en todos los ámbitos, desde la mejora del autoconcepto pasando desde aspectos relativos a la alimentación, salud y ejercicio físico hasta las relaciones personales, familiares o laborales a través de la intervención y acompañamiento y desde la mediación en los casos en que la fuente de los problemas es una dificultad a la hora de establecer canales de comunicación entre miembros de una misma familia o unidad de convivencia (madres e hijos/as o pareja).
  • Atención grupal: grupo de ayuda mutua de mujeres, desarrollo grupal participativo, grupos de autoayuda, charlas y tertulias, espacio grupales diversos (comunicación, autoestima, autocontrol emocional, resolución y negociación de conflictos, tolerancia, etc.).
Para poder sistematizar y evaluar las situaciones de exclusión, se deben manejar como mínimo una serie de indicadores desagregados siempre en función del sexo:
  • Dificultades para el acceso al empleo.
  • Dificultades de acceso a la educación o formación.
  • Dificultades de acceso a una vivienda en condiciones dignas de habitabilidad.
  • Dificultades en el mundo de las relaciones familiares y/o sociales.
  • Detección de pobreza económica extrema, sin ingresos de ningún tipo.
Por otra parte, cuándo se interviene, se desarrollan programas o servicios para paliar una situación de riesgo de exclusión, o cuándo la exclusión ya está detectada, en el caso de una mujer con cargas familiares no compartidas, es importante diferenciar dos tipos de aproximaciones dirigidas a este colectivo:
  • Intervención dirigida a la mujer, como persona en sí misma.
  • Dirigida a la mujer pero como puente o nexo con el resto de las personas que de ella dependen (ascendientes o descendientes) atendiendo a su condición de madre, cuidadora, etc. que trata de paliar más la situación del resto de las personas que integran esa unidad (escolarización, centro para personas mayores...), que la de la propia mujer (desempleo, falta de formación...).
Es decir, conviene diferenciar si la mujer es beneficiaria directa de las intervenciones, o si se beneficia indirectamente, ya que se produce un impacto positivo en su vida (programas de ayuda a domicilio...) al liberarlas o facilitarles determinadas tareas y/o responsabilidades no compartidas.
Las propuestas de solución o modificación de la situación de exclusión pasan por:
  • Rentabilizar y adecuar la respuesta social pública a la naturaleza e intensidad de la problemática que presente la mujer beneficiaria por sí misma.
  • Complementar y compensar el papel de unidad de convivencia o familia, cuando ésta por diversos motivos presenta dificultades para prevenir situaciones de necesidad que conlleven deterioro personal y/o social, facilitando la "normalización" de la vida en la unidad de convivencia.
  • Facilitar el desarrollo de capacidades personales para la integración comunitaria fomentando el uso de recursos de educación no formal, salud y bienestar, ocio, participación ciudadana, cultura, comunicación, y el desarrollo de habilidades sociales mínimas.
  • Ofrecer a la mujer (y/o unidad de convivencia que de ella dependa), mayores posibilidades en la oferta de servicios sociales preventivos y de diagnóstico.
  • Desarrollar programas de formación ocupacional adaptados a la situación de exclusión de determinadas mujeres, como puente de acceso al mundo laboral, la generación de ingresos propios y la mejora de la autoestima personal.
  • Apoyo a la generación de ingresos y líneas de crédito blando.
  • Hacer extensibles al mayor número de mujeres determinados recursos como la REMI (renta mínima de inserción), o el Servicio de Ayuda a Domicilio, pero evitando la dependencia de los Servicios Sociales o de las ayudas públicas.
  • Fomentar actitudes solidarias y de compromiso entre la ciudadanía, sensibilizando sobre la especial situación de las mujeres en riesgo de exclusión.

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